Narcisismo espiritual: el pecado silencioso que destruye más ministerios que cualquier otro
El narcisismo espiritual es un veneno que se disfraza de luz.
No hablamos de un problema psicológico aislado, sino de una distorsión del carácter de Cristo dentro del ministerio, que está destruyendo iglesias, apagando llamados y levantando líderes centrados en sí mismos en lugar de en la gloria de Dios.
Jesús advirtió:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15).
¿Qué es el narcisismo espiritual?
Es cuando el ego personal se disfraza de espiritualidad.
Cuando alguien utiliza su posición ministerial, sus dones o incluso la
Palabra, para alimentar su imagen en lugar de glorificar a Cristo.
✔“Pasión por el Reino”
✔“Visión apostólica”
✔“Celo por la excelencia”
Pero detrás de esas palabras puede esconderse un corazón hambriento de control, poder y admiración.
Señales de un ministerio narcisista
1. El líder se convierte en el centro, no Cristo (3 Juan 1:9-10)
2. El fruto se mide por números y logros, no por santidad (Mateo 7:20).
3. Se manipula con culpa o miedo en lugar de guiar con amor (1 Pedro 5:2-3).
4. Se busca reconocimiento constante, olvidando que todo es por gracia (1 Corintios 4:7).
5. No se permite la corrección, porque el líder se cree incuestionable (Proverbios 12:15).
¿Por qué destruye más ministerios que cualquier otro pecado?
Porque ataca la raíz del evangelio: la cruz.
Mientras el adulterio, la mentira o la avaricia son evidentes, el narcisismo espiritual puede parecer “unción” o “liderazgo fuerte”, pero termina destruyendo lentamente la fe de muchos.
El apóstol Pablo lo dijo con claridad:
“Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús” (Filipenses 2:21).
Cuando un ministerio se levanta en torno al ego, tarde o temprano caerá. Y las heridas que deja en la iglesia son profundas: personas decepcionadas, fe confundida, y un evangelio que pierde credibilidad ante el mundo.
El remedio: volver a la cruz
El verdadero ministerio nace en la cruz, donde el “yo” muere.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).
Un líder sano no busca ser servido, sino servir.
No busca aplausos, sino glorificar a Dios.
No se coloca en el trono, porque sabe que ese lugar le pertenece solo a Cristo.
Pregunta para vos
👉 ¿Creés que la iglesia de hoy está cayendo en el narcisismo espiritual?
👉 ¿Viste ejemplos de ministerios centrados en el ego más que en Cristo?
Dejalo en los comentarios, quiero leer tu experiencia.
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TodoGospel by Rachel