En los momentos de gran prueba, es natural que nos sintamos abrumados y desalentados. Sin embargo, como creyentes, tenemos la promesa divina de que Dios nunca nos abandona. Es en medio de estas pruebas donde Su Palabra se convierte en nuestra fortaleza, nutriendo nuestra fe y dándonos el coraje para seguir adelante.

Es importante recordar que las pruebas no son obstáculos insuperables, sino oportunidades para crecer y fortalecer nuestra relación con Dios. Su presencia constante en nuestras vidas nos brinda consuelo y nos guía en medio de las tormentas.

Hoy, en medio de tus desafíos, te invito a reflexionar: ¿A quién prefieres recurrir? ¿Qué eliges, a pesar de las circunstancias? ¿Prefieres a Cristo y su presencia en ti, o buscas solo sus bendiciones?

Elegir a Cristo significa confiar en Su amor y cuidado, incluso cuando las cosas parecen difíciles. Significa buscar Su voluntad por encima de nuestros propios deseos y buscar Su presencia por encima de Sus bendiciones. Porque al final del día, la mayor bendición es experimentar la presencia viva y transformadora de Dios en nuestras vidas.

Que hoy, en medio de tus pruebas, elijas aferrarte a Cristo y permitir que Su presencia te fortalezca y te guíe en cada paso del camino. Recuerda que Él nunca te dejará ni te abandonará, y Su amor nunca falla. ¡Confía en Él y avanza con valentía!