En la entrega anterior de este artículo quedamos por la prueba número 4 y en esta ocasión finaliza esta exposición sobre la vida de JOB con las pruebas restantes que dan nombre al mismo.
5. Los mejores amigos de Job y sus hermanos en el Señor se apartaron interiormente de él.
Esta quinta prueba debe haber sido aún más difícil, pues los lazos espirituales son más fuertes que los lazos consanguíneos. Job tenía amigo verdaderamente espirituales, que le demostraron su amistad llorando amargamente junto con él y sentándose con él en la tierra por siete días y siete noches: "...porque veían que su dolor era muy grande" (capítulo 2: 12-13). Esta fue amistad de alta calidad.
Pero luego aconteció algo horrible: Cuando los amigos comenzaron a hablar con Job, si bien hablaron muy piadosamente, no llegaron a acertar su problema. Carecían de todo entendimiento acerca de las profundidades a las cuales el Señor había llevado a Su siervo. Casi lo mataron con sus citas y enseñanzas piadosas, de manera que finalmente Job les imploró: "Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mi" (capítulo 19: 21) ¡Qué indeciblemente grande debe haber sido la soledad de Job! Los mejores, los más íntimos amigos le abandonaron. Pero también aquí se destaca la imagen de Jesús, quien fue abandonado por Sus mejores discípulos en la hora de la mayor prueba. El que es guiado paso a paso por Dios hasta el punto cero, al final muchas veces experimenta que incluso sus mejores hermanos cesan de comprenderlo. También Pablo testificó esto: "Todos me desampararon" (2 Ti. 4: 16)
¡Qué cerca del Señor Jesús estuvo también Job, como figura profética, en esta reacción! Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, oró: "Padre, perdónalos..." La reacción de Job contra sus hermanos incomprensivos y por lo tanto duros de corazón, fue la misma: "...él hubo orado por sus amigos" (cap. 42: 10), y él sacrificó por ellos. Con esto, no solamente ve al Cordero de Dios en él, sino también el sentir del Cordero, o sea, el sentir sacerdotal.
6. La prueba espiritual de Job
Esta sexta prueba que entró en la vida de Job, fue de carácter totalmente distinto. Fue la prueba de la Palabra de Dios. ¿Fracasaría Job, al ser confrontado en su situación con la Palabra castigadora de Dios? ¿No cerraría quizás su corazón? Considera bien: Al triunfante fin de una prueba, siempre le precede el profundo castigo y juicio de la Palabra de Dios. Cuando un hijo de Dios que está en una prueba, busca demasiado pronto las palabras consoladoras de Dios, esto demuestra que su sentir es poco espiritual. Toda prueba exterior, no importa cuán difícil es, purifica la vida de nuestra alma, pero la Palabra del Señor nos juzga y renueva aún más profundamente (leer He. 4: 12; 1 Pe. 1: 23; Sal. 107: 20; Mt. 8: 8). Es la Palabra de Dios vino a Job por medio de una cuarta persona, que no se contaba entre los tres amigos. Se llamaba Eliú (cap. 32: 2). Eliú significa en español "Dios mismo". Eliú dijo: "Espérame un poco, y te mostraré que todavía hay más que decir en favor de Dios" (cap. 36: 2) Y luego, la Palabra de Dios hirió a Job como fuerte golpe: "Tú también eres inocente delante de Dios" (comp. cap. 34: 11-12)
Job se había defendido contra los discursos de los tres amigos, contestándoles apasionadamente. ¿Cómo reaccionó luego a las declaraciones de Eliú? ¿Cómo reaccionó Job a la Palabra del Señor? Inclinó la cabeza. Quedó silencioso. Le dio la razón a Dios en Su Palabra. Si Job se hubiera rebelado contra la Palabra del Señor, si hubiera cerrado su corazón, no habría podido experimentar la coronación de la prueba. Pero Job se humilló bajo la Palabra.
7. La coronación de la prueba - La revelación del Señor a Job.
Estamos aquí ante una inmensa contradicción, que con todo no es ninguna contradicción, pues por lado, esta última prueba fue la más difícil para Job, pero por otro lado la más gloriosa. A partir del capítulo 38, el Señor mismo se revela a Job, pero de manera rechazadora. Se manifestó al Job juzgado en el juicio -por la Palabra, por la tempestad y en Persona-, y ahí se destaca una vez más de manera radiante la imagen del Salvador moribundo. Está clavado en la cruz del Gólgota, completamente despojado de todo y de todos; entonces el cielo se oscurece y Dios Se revela en El. Inmediatamente antes de la coronación de Su prueba, Jesús experimenta lo más difícil, pues Dios Se Le revela de manera rechazadora. Aparta Su faz de Su Hijo amado, y Jesús llama en alta voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Job vio la santa majestad de Dios, y su reacción demuestra una vez más que a través de todas las pruebas, siguió aferrado fielmente a su Señor. Hasta entonces, Job solamente se había mirado a si mismo: "...los ojos que me veían..." (cap. 29: 11). Pero después, en el punto cero de su vida, pudo ver al Señor: "mas ahora mis ojos te ven" (cap. 42: 5). Entonces Job se derrumbó, en lo más recóndito de su ser, ante la presencia de Dios. El mismo describió su punto cero: "Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (cap 42: 6). Con esto, el Señor había guiado a Job adónde quería tenerlo: al punto cero -culpable- arrepentido. Job ya no era nada.
Cuando Jesús cerró los ojos y murió, los hombres dijeron: "Ahora ya no es nada". Pero justamente entonces, la victoria del Señor comenzó a manifestarse poderosamente. Fue crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios (2 Corintios 13: 4). Si morimos juntamente con El, viviremos con El. Job había representado esto proféticamente al aferrarse al Señor en la prueba, pues después recibió tanto más bendición. La vida irrumpió en él. En su vacío se derramó la plenitud de Dios. "Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y vinieron a él todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que ellos le dio una pieza de moneda y anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero, porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas" (cap. 42: 10-13)
¿Por qué te defiendes contra el punto cero? ¿Por qué te resistes al camino hacia el Gólgota? Dile hoy un sí total al Señor; un sí a tu prueba, sí al camino de la muerte de tu yo, pues Él "hace maravilloso su consejo y engrandece su sabiduría" Isaías 28: 29) El fin será glorioso.-
Autor: Wim Malgo
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